Acerca de la Ceguera

Acerca de la Ceguera

Cuando un Ciego pasa a nuestro lado…

No piense que ahora hay más personas ciegas en el Uruguay que las que había tiempo atrás. Sucede que ahora salen a la calle, van a comercios, fábricas, talleres, oficinas y otros lugares de trabajo; concurren a clase en liceos, facultades, academias; o como a cualquier persona, les gusta divertirse, bailar, ir al teatro, pasear.

¿Cuántas Personas Ciegas hay en nuestro país?

Según los datos provistos por el Instituto Nacional de Estadística, el 15,9% de la población uruguaya presenta alguna discapacidad. La cuarta parte de dicha población presenta discapacidad visual.
Según el Censo Nacional Uruguayo en 2011, 250.607 personas declararon que tienen alguna dificultad para ver aún usando lentes, 57.100 señalaron
que tienen mucha dificultad y 4.219 contestaron que no pueden ver.

¿Qué se entiende exactamente por ceguera?

Hay personas ciegas que distinguen luces, incluso algunas formas difusas; otros sólo perciben un campo visual muy estrecho, pero fuera de él no distinguen nada del mundo exterior; hay quienes son ciegos de día, pero en la noche tienen visión normal, etc.

¿Por qué puede quedarse ciega una persona?

Las causas son muchas y muy variadas. Un niño puede nacer completamente ciego. Pero también puede adquirir la ceguera casi enseguida; por ejemplo, a algunos bebés, cuando deben permanecer un tiempo en incubadora para poder sobrevivir, se les puede dañar su visión por el oxígeno que se les debe suministrar. En nuestros días los avances de la ciencia permiten que muchos niños que antes fallecían al nacer, sean salvados. En algunos casos tendrán diferentes secuelas, por ejemplo, discapacidad visual u otras discapacidades adicionales.
Algunas cegueras sobrevienen por malformación congénita de los órganos visuales. Muchos desprendimientos de retina, por ejemplo, se producen porque la forma del globo ocular no le proporciona a la retina un asidero suficiente.

Pero aparte de las causas congénitas, que son muy variadas, a lo largo de la vida pueden sobrevenir enfermedades que deriven en ceguera o insuficiencias visuales varias: diabetes, glaucoma, cataratas, degeneración macular, afecciones más acusadas en la tercera edad. Por último, muchas veces la ceguera se produce a causa de accidentes de muy variada naturaleza.

Ayer un marginado, hoy un hombre pleno

En civilizaciones pasadas se consideró a la persona ciega como un ser inútil, hijo del pecado, a quien no le quedaba otro camino que la mendicidad. El abandono y el desprecio social fueron la norma. Nada menos que filósofos como Platón y Aristóteles preconizaban el infanticidio: se consideraba legítimo que los niños que nacían con defectos fuesen eliminados. En Roma acontecía algo similar con la Ley de las Doce Tablas. Pero el canto en algunos casos, la adivinatoria en otros, salvaron más de una vida de aquellos marginados. Asilos y mendicidad fueron entonces el destino de las personas ciegas durante muchos siglos.

En nuestros días, en cambio, predomina el concepto de que el ciego es un ser humano con todos los derechos, que debe educarse, adquirir capacitación laboral y de ese modo integrarse como miembro útil de la sociedad. El hombre común también lo va entendiendo así… y ofrece su ayuda.

La discapacidad visual puede implicar una disminución total o parcial de la vista.

Existen diferentes graduaciones en la disminución de la visión, por ello se la clasifica en:

  1. Ceguera o amaurosis: pérdida completa del sentido de la vista.
  2. Persona con baja visión: pérdida parcial del sentido de la vista.

La formación de toda persona con discapacidad visual implica básicamente:

  • Sistema Braille de lecto-escritura: este sistema permite a las personas ciegas leer y escribir. Se trata de un método de impresión basado en un sistema de puntos en relieve grabados en papel, a mano o a máquina, para ser leídos al tacto.
  • Utilización de computadoras con lector de pantalla: por este medio una persona con discapacidad visual puede utilizar sin restricciones un PC.
  • Letra ampliada: Las personas con baja visión muchas veces utilizan una letra grande (macrotipo), según las necesidades de cada uno/a.

“Es recomendable consultar siempre con el usuario los apoyos que requiere”

  • Uso del bastón para orientación y movilidad personal: Muchas personas con discapacidad visual utilizan el bastón blanco o verde, según corresponda, para manejarse en la vía pública. Mientras que el bastón blanco es utilizado por las personas ciegas, las personas con baja visión utilizan el de color verde.

Otras personas con discapacidad visual no utilizan bastón y prefieren perros lazarillos, mientras que otras deciden no utilizar ninguno de ellos.

“Las personas con discapacidad visual que no utilizan bastón son las que tienen un buen remanente visual que les permite movilizarse sin bastón verde, pero de igual manera no pueden corregir con ayudas ópticas la disminución visual o baja visión”

Las personas ciegas se ven limitadas pero no impedidas para manejarse en forma independiente en la vida cotidiana.

Sugerencias para un buen relacionamiento:

  • No tome del brazo a la persona ciega para dirigirla, puede provocarle sensación de que la están empujando, así como generar inseguridad física y psicológica en su desplazamiento.
  • En cambio, permítale tomarse de su brazo para guiarle. Usted debe mantenerse medio paso más adelante. En sitios estrechos tome la delantera para pasar primero.
  • Si se encuentra frente a una escalera, indique a la persona ciega si sube o baja y ubíquele su mano en la baranda.
  • Cuando se incorpora al lugar de trabajo por primera vez, acompañe a la persona ciega o con baja visión a hacer un reconocimiento espacial,
    enseñándole la ubicación de escaleras, baños, rampas, etc.
  • Es importante mantener el orden de los muebles y de los objetos relevantes.
  • Las referencias para orientar a una persona ciega se dan en relación al cuerpo de la persona con la que estamos tratando.
  • No agarre el bastón, es parte del espacio personal de la persona.
  • Facilite el acceso a la información y la comunicación con carteles en braille e instalando software adecuados, como los programas lectores de pantalla, con el cual una persona ciega puede leer textos impresos (libros, revistas, documentos, etc.) o digitalizados (archivos de texto o audio). También existen magnificadores de imagen que son de mucha utilidad a las personas con baja visión.

Algunas sugerencias para orientar a una persona con discapacidad visual:

  • Cuando se acerque, llame a la persona por el nombre.
  • Cuando le va a hablar, toque ligeramente su brazo. No se debe tomar el brazo ni arrastrar o empujar.
  • El bastón blanco o verde es el instrumento que le envía información a la persona con discapacidad visual para orientarse por el camino que está
    recorriendo, por lo tanto no se debe tomar el bastón y el brazo que lo sujeta cuando la persona lo está utilizando.
  • No se preocupe por sustituir palabras tales como “ver”, “mirar” y “ciego”.
  • Al referirse sobre las personas con discapacidad visual en relación a si no ven o ven poco, utilizar los términos ciegas o baja visión. No utilice
    términos como “no videntes”, “deficientes visuales”, “limitados visuales”, “invidentes”, o similares.
  • Advierta de posibles obstáculos que haya a su paso, indique el lugar en el que se está o por dónde camina.
  • Anuncie a la persona ciega si se ausenta, eso evitará que quede hablando al vacío.
  • La persona y el perro guía forman un equipo de trabajo muy compenetrado. No distraiga al perro de su tarea.
  • Cuando ofrezca un objeto indique a la persona dónde está colocado.
  • Al ofrecer un asiento coloque la mano de la persona ciega en el respaldo de la silla o en el brazo del sillón, informando su posición respecto al asiento.
  • En caso de tener que firmar documentos oficiales, es habitual que la persona con discapacidad visual cuente con una guía; de lo contrario bastará con brindarle una ayuda técnica adecuada (una plantilla para que la persona pueda realizar con autonomía este tipo de trámites); el elemento fundamental es siempre consultar primero a la persona si lo necesita.

Es imprescindible que la persona con discapacidad visual pueda acceder a una Rehabilitación de calidad. Esta consiste en un proceso de adiestramiento en técnicas y destrezas que le permitan superar su limitación visual.

Dijo Homero de Gregorio, uno de los pioneros y principales promotores de la Rehabilitación en el Uruguay, hablando a partir de su propia experiencia de ciego: “La rehabilitación de los impedidos, les permite su reingreso de pleno derecho y con ejercicio de toda responsabilidad al seno del grupo familiar y de su comunidad. La rehabilitación ayuda al individuo a entender su disminución física o sensorial y a desarrollar sus habilidades como para sentir el gozo de vivir”.

Volviendo a aprender la vida cotidiana

En el Uruguay, la rehabilitación de las personas ciegas mayores de 15 años está a cargo del Centro de Rehabilitación para Ciegos “Tiburcio Cachón”, fundado en 1962. Actualmente este Centro depende del Ministerio de Desarrollo Social y está situado en la calle Juan José Quesada 3666.

Allí se enseña a la persona con discapacidad visual a leer y escribir en sistema braille, a desplazarse con autonomía mediante el uso de bastón, a viajar en ómnibus, y a realizar las indispensables tareas hogareñas: prender fósforos, encender la cocina, tenderse la cama, enhebrar una aguja, ordenar un placard, barrer, lavar ropa, platos, etc. También será la persona ciega instruida en el uso del bolígrafo, de la máquina de escribir Braille, la computadora y demás dispositivos electrónicos.

El niño ciego sentado en un banco de la escuela

Desde comienzos del siglo XX los niños ciegos del Uruguay recibieron instrucción: inicialmente en el Asilo de Huérfanos (1905-1912), luego en el Instituto Nacional de Ciegos “General Artigas” (1914). Desde 1958, Educación Primaria atiende este derecho del niño uruguayo: las Escuelas 198 y 279 para Discapacitados Visuales proporcionan los medios y recursos para una adecuada formación escolar. En el interior del país, se crearon aulas para niños ciegos, a cargo de maestras especializadas, en Dolores (Soriano), en Paysandú, en Tacuarembó y en Rivera.

Los pequeños se pueden educar con sus coetáneos en aulas comunes, y recibir la misma enseñanza que el niño que ve. No sólo van a clase: practican deporte, gimnasia, natación, atletismo; forman coros, cuerpos de baile; hacen excursiones y… ¡todo lo que hacen los niños que ven! Fuera de las aulas integran grupos de jóvenes que organizan bailes, hacen paseos, escuchan música, discuten, siempre discuten sobre lo que sea y eso está bien porque si los jóvenes no discuten desaparecen los horizontes.

El objetivo del Servicio de Atención Temprana de la FBU es, justamente, desde un abordaje interdisciplinario, proporcionar al niño con discapacidad visual o multidiscapacidad, todas las herramientas y apoyos posibles que estimulen al máximo su potencial.